
No Hay Almuerzo Gratis
Somos un grupo de tipos (con una tipa llenando el cupo femenino) muy obstinados, que no se resignan a ser meros espectadores de la decadencia de la civilización bajo el fraude colosal del estatismo.
Creemos que el ascenso de la marea colectivista en la que millones de personas se hunden lentamente no es un hecho inexorable; creemos que puede y debe ser contrarrestado, y que a tal efecto las nuevas tecnologías –PGP, foros online, cursos online, criptomonedas, registros de propiedad descentralizados, comercio p2p, impresión 3D, Seasteading, etc.– nos brindan una oportunidad histórica.
Antes o después, la desconfianza generalizada en la autoridad ilegítima, junto con la evidente superioridad del orden voluntario, marcarán el principio del fin del brutal imperio del Leviatán.
Cuanto antes, desde luego, mejor. Pero nadie vendrá a rescatarnos: tenemos que difundir, poner en práctica y cultivar los principios filosóficos, culturales e institucionales sobre los que descansa la convivencia pacífica y productiva entre seres humanos. Las herramientas para hacerlo están a nuestro alcance.
Somos un grupo de tipos (con una tipa llenando el cupo femenino) muy obstinados, que no se resignan a ser meros espectadores de la decadencia de la civilización bajo el fraude colosal del estatismo.
Creemos que el ascenso de la marea colectivista en la que millones de personas se hunden lentamente no es un hecho inexorable; creemos que puede y debe ser contrarrestado, y que a tal efecto las nuevas tecnologías –PGP, foros online, cursos online, criptomonedas, registros de propiedad descentralizados, comercio p2p, impresión 3D, Seasteading, etc.– nos brindan una oportunidad histórica.
Antes o después, la desconfianza generalizada en la autoridad ilegítima, junto con la evidente superioridad del orden voluntario, marcarán el principio del fin del brutal imperio del Leviatán.
Cuanto antes, desde luego, mejor. Pero nadie vendrá a rescatarnos: tenemos que difundir, poner en práctica y cultivar los principios filosóficos, culturales e institucionales sobre los que descansa la convivencia pacífica y productiva entre seres humanos. Las herramientas para hacerlo están a nuestro alcance.
El supuesto beneficio de los aranceles tiene su origen en dos errores fundamentales: creer que el mercado es un juego de suma cero; y atender únicamente a las consecuencias visibles e inmediatas de la intervención estatal en un determinado sector, mientras se ignoran las consecuencias que no son tan fácilmente perceptibles, pero que pagan todos.
